Suelo escuchar con mucha frecuencia
en los consultantes, ser ésta la última opción en búsqueda de una adecuada
solución de problemas, así mismo, observo que muchas tienden preferencias a
asistir a otro tipo de ayudas qué no cuenta con la validez científica apropiada
para su manejo, siendo a veces “peor el remedio que la enfermedad”.
Los argumentos más comunes del
porqué las personas evitan asistir a consulta por psicología suelen ser:
- “Yo no estoy loco”
-
“No necesito a nadie para solucionar mis cosas”
-
“Nadie me va a decir cómo educar a mis hijos” (esto
en el cuando remiten por dificultades en los niños)
Cabe resaltar que con el tiempo las
terapias también han ido cambiando y adaptándose de acuerdo con las necesidades
de las personas y sus dificultades, lo que hace que se vaya rompiendo el
esquema del Psicólogo “rudo”, o que no puede transmitir empatía con el
consultante. Es claro que para una adecuada terapia y que sus resultados sean
mucho más efectivos parte de la empatía entre ambas partes.
Desafortunadamente las personas
terminan asistiendo a terapia, repito, como última opción y en el peor de los
casos porque son remitidos u obligados por un tercero. Tal vez sería
conveniente ver los servicios de salud mental como un método de prevención, así
como sucede con otros servicios en salud como en odontología, medicina, etc.
Asistir a psicología no es para que
decirle a la otra persona qué debe hacer, nuestro papel es ayudar a desenredar
el nudo que se encuentra en las mentes de las personas y qué así mismo puedo tener
una mejor toma decisiones.
Si desde cada uno como individuo no cambiamos el discurso "nadie me va a cambiar" tal vez no podemos esperar cambios a nuestro alrededor y enfrentarnos al cambio en ocasiones da temor, pero de la mano de otro puede no ser tan difícil.
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